CHINA Y ÁFRICA
China es el país más poblado del
mundo (1300 millones de habitantes) y tiene un desarrollo que está haciendo proliferar
una clase media importante y muy consumidora, por lo cual se está convirtiendo
en el principal demandante de recursos del mundo. Y los beneficiados a estas necesidades son los
países africanos que exportan a China.
China es una nueva potencia
neocolonial en África, su objetivo es abastecerse de materias primas a un buen
precio y en gran cantidad. China recibe las estas materias por valor de miles
de millones, pero además realiza inversiones y pone en marcha proyectos que
ayudan al desarrollo de los países con los que comercia, es decir China está
financiando la construcción de autopistas, centrales hidroeléctricas, viviendas
sociales, aeropuertos, etc.
La mayor parte de las
exportaciones africanas son de petróleo y gas natural (70%), minerales y
metales (15%), y manufacturas (10%). Y las exportaciones de China hacia África
se basan en equipamiento para trasporte y comunicaciones, además de maquinaria
y productos electrónicos.
Con Sudan, China comercializa especialmente Petróleo, además
de grandes inversiones (15.000 millones de dólares) en más de 50 proyectos para
el país (Sudan), construcciones de oleoductos, refinerías, plantas eléctricas,
carreteras, etc. Por otro lado en Sudan hay más de 120 empresas chinas
instaladas, creando empleos e inversión en obras privadas y públicas.
Pero China no solo importa petróleo,
sino también grandes cantidades de madera, mineral de hierro, algodón,
diamantes, tabaco, manganeso, etc.
Esta situación ha sido un
problema para Europa (anterior principal cliente de África) ya que se han
desviado las materias primas hacia
China, quien posee 1300 millones de habitantes y Europa 500 millones. Además el occidente está sufriendo una crisis
y en China la industria no deja de crecer y las fábricas proliferan a gran
velocidad.
China gracias a esta estrategia está
consiguiendo tres cosas importantes: cubrir la demanda interna, asegurándose el
abastecimiento mediante acuerdos comerciales importantes. Reducir el poder de
las potencias tradicionales y arrebatarles la supremacía en un continente rico
en materias primas como es África. Conseguir dar una buena imagen del país y
del gobierno, realizando inversiones que fomenten el desarrollo de países empobrecidos
de África.
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